Pero lamentablemente, la gente transfiere su hambre interna, emocional y espiritual, a las cosas que tiene y a las cosas que quiere alcanzar, sin darse cuenta de que no importa lo que logres alcanzar, siempre habrá un vacío en tu vida si no comes del Pan de vida que es él.
Comenzamos a estudiar siete declaraciones que hizo nuestro Señor Jesucristo acerca de quién es él. Son los famosos siete iams o los siete Yo soy de Jesús en el libro de Juan. Comenzamos la semana pasada primero con Yo soy el pan de vida y hablamos de entender que él es el pan que satisface la necesidad más profunda que hay en el corazón del hombre.
Nosotros vamos a tener hambre siempre. Vamos a necesitar siempre. Siempre necesitaremos. Pero lamentablemente, la gente transfiere su hambre interna, emocional y espiritual, a las cosas que tiene y a las cosas que quiere alcanzar, sin darse cuenta de que no importa lo que logres alcanzar, siempre habrá un vacío en tu vida si no comes del Pan de vida que es él. Hay gente que piensa que cuando tengan un carro, cuando tengan una casa, cuando tengan aquello, cuando tengan lo otro, se va a sentir mejor, que van a tener más alegría, que van a tener más felicidad, sin darse cuenta de que hasta que tú no tienes la palabra de Dios en tu vida, hasta que tú no lo aceptas a él en tu corazón y no recibes su palabra, no puedes verdaderamente disfrutar de la satisfacción espiritual que todos necesitamos y, por lo tanto, siempre estaremos hambrientos. Pero vimos muchas cosas más poderosas.
Ahora yo quiero que vayamos a la declaración que Jesús hace en el libro de Juan, capítulo 8, el verso 12 en particular, y vamos a leer un par de versos nada más. Dice: Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. El que me sigue no andará en tinieblas, no vas a caminar en tiniebla, sino que vas a tener la luz de la vida. Entonces los fariseos le dijeron: Tú das testimonio acerca de ti mismo; tu testimonio no es verdadero. Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo ni a dónde voy. Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie. Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero, porque no soy yo solo, sino el que me envió, el Padre. Y Jesús sigue disertando acerca de esa expresión que él acaba de dar, diciendo: Yo soy la luz del mundo.
Pero pongamos esto en contexto por un momento. Cuando nosotros miramos el concepto de la luz, es un concepto demasiado profundo para tan solo en unos minutos poderlo hablar. Lo vemos desde el Génesis, como te acabo de mostrar, lo primero que Dios hace es la luz. Juan comienza, el apóstol Juan, cuando escribe Juan capítulo 1, comienza hablando de que en el principio era el Verbo, y el Verbo era Dios, y ese Verbo se hizo carne, y en el verso 4, verso 5, hace referencia una vez más a la luz que venía a disipar todas las tinieblas, refiriéndose a Jesús. De los milagros más comunes que Jesús hizo a través de toda la Biblia, como vamos a ver en unos minutos, es la sanidad de los ciegos. Él vino a devolverle la vista a los ciegos, para que la gente estuviera iluminada en su conocimiento, en su entendimiento. Cuando miramos la palabra del Señor, este concepto es sumamente profundo, porque representa el cambio que debe haber en la vida de todos nosotros como creyentes. Vivir en tinieblas, vivir en esa oscuridad, es de las peores cosas que tú puedes tener en tu vida. Un detalle interesante con respecto a la luz y con respecto a las tinieblas, que nos ayuda a entender lo profundo del concepto, es que las tinieblas o la oscuridad no tienen una fuente. No salen de ningún lugar. Las tinieblas son la ausencia de luz Tinieblas son ausencia de luz, o sea, nada produce oscuridad. Nada produce oscuridad. Oscuridad es simplemente que falta luz.
En cambio, la luz siempre tiene que ser producida por algo, en este caso por alguien que es Jesús. Así que cuando una persona está experimentando oscuridad en su vida, tinieblas en su vida, lo que te demuestra es la ausencia de algo. Le falta algo en su vida. Y tenemos que hacer la diferencia también entre noche y tinieblas, porque lo que la luz de Cristo viene a quitar de nuestra vida no es la oscuridad de la noche, sino las tinieblas que se pueden percibir en un momento en tu vida.
Es bien interesante porque creo que todos los que estamos aquí, de alguna manera u otra, sabemos lo que es estar en un lugar y tú percibir la oscuridad que hay en ese lugar, y tú percibir el ambiente pesado que hay en ese lugar. Tú sentir, tú no lo puedes describir, pero tú puedes sentir ese ambiente pesado de tinieblas. No tiene que ver con la noche. Las noches son de los momentos más hermosos que puedes tener, que puedes disfrutar. Necesitas oscuridad para tener descanso, pero una cosa es que tengas oscuridad y otra cosa es que experimentes el terror nocturno.
El terror nocturno es cuando llega la noche y tus pensamientos, tú te metes en ti mismo y comienzas a pensar en todo lo que tienes, todo lo que no tienes, todo lo que has hecho, todo lo que te falta. Es cuando, cuando tú estás solo ahí, solito, en ese espacio, en ese lugar. Durante el día se te hace fácil vencer tus pensamientos, porque estás tan ocupado con tantas cosas que no tienes tiempo para pensar, pero llega la noche, llega la noche y la cosa se pone terrible.