La dieta de la alegría

“…Los que permanecen en mí… producirán mucho fruto… Cuando producen mucho fruto… le da mucha gloria a mi Padre… y… desbordarán de gozo…”, Juan 15:5-11 (NTV).

Llama la atención el poco gozo y la escasa fe que tienen los creyentes hoy en día; algo muy diferente a los creyentes de la primera hora quienes se caracterizaron por el extremo gozo en medio del sufrimiento y la fe revolucionaria en medio de la persecución. Nosotros, pese a contar con mayores posibilidades que aquellos pioneros, languidecemos espiritualmente. Los recursos para desarrollar nuestra fe son incontables: cursos, seminarios, música, prédicas, mensajes y estudios bíblicos las 24 horas, los 7 días de la semana. Ellos ni siquiera tenían el Nuevo Testamento, apenas fragmentos aislados del Antiguo Pacto y algunas cartas de los apóstoles que llegaban de tiempo en tiempo. Sin embargo, vivían gozosos predicando a Cristo y morirían gozosos dando testimonio de su fe en Cristo.
¿Qué hicieron para tener esa fe inquebrantable y ese “profundo, glorioso e indescriptible gozo”, 1ª Pedro 1:8 (NT-BAD)? Adoptaron la oración y la predicación como estilos de vida. ¡Compartir a Cristo les daba felicidad! ¿Qué universidad te dirá esto? ¡Somos felices cuando hacemos feliz a Dios! La alegría de Dios es nuestra alegría. Y nada le produce a Dios más alegría que ver a un pecador arrepentido: “¡Hay… alegría en el cielo por un pecador perdido que se arrepiente y regresa a Dios…!”, Lucas 15:7 (NTV). ¡El método bíblico para ser feliz y hacer feliz a Dios es traer ovejas a Su redil!
¿Por qué no tenemos esa clase de vida abundante? La razón por la que hoy en día existe tan poco gozo entre los creyentes es la desobediencia en cumplir la gran comisión. No predicamos a los perdidos. ¿Y por qué no predicamos? Porque no los amamos. ¿Y por qué no los amamos? Porque no amamos al Señor. Jesús dijo: “Si… me aman, obedecerán mis mandamientos”, Juan 14:15 (DHH). No se puede amar lo que Dios ama, sin amar a Dios primero. Y no podemos amar a Dios si no lo conocemos. Y no lo conocemos porque no pasamos tiempo a solas con Él. ¿Lo ves? ¡El verdadero gozo comienza en el lugar secreto!
El que permanece unido a Cristo y comparte el evangelio llevará muchos frutos. De esa manera Dios es glorificado y nosotros nos transformamos en personas felices: “…Desbordarán de gozo”, Juan 15:11 (NTV). ¿Deseas convertirte en una persona feliz? Predica a Cristo y lo serás. ¡La dieta del gozo comienza con la obediencia al mandamiento de predicar!

Extraído de: Un nuevo año, una nueva vida, una nueva oportunidad – Encuentros diarios con el Espíritu Santo / José Luis y Silvia Cinalli. Lo puedes adquirir en www.libreriadelaciudad.com