Escuchar lo que no debes te costará caro

Escuchar lo que no debes te costará caro

“Y no serás llamado más Abram… sino que tu nombre será Abraham, Padre de Multitud…”, Génesis 17:5 (NBLH).

Abram significaba “Padre de muchos”; una verdadera humillación para un hombre que no era padre de nadie. Dios le cambia el nombre por Abraham “padre de muchedumbre de gente”. Imagina la reacción de las personas cuando supieran que el hombre sin hijos ahora sería llamado Abraham, el padre de muchas naciones. Sin embargo lo que Dios quería era estimular la fe de Abraham.
Cada vez que Abraham escuchara o pronunciara su nombre se acordaría de la promesa divina. ¡Cuánto valor tiene una declaración de fe! Permite que las promesas que Dios te ha hecho y que expresaron su voluntad para tu vida se fijen en tu mente y gobiernen tus conversaciones. No te des un nombre por debajo de lo que Dios quiere de ti. Dios nos ha transformado en hijos, muy amados y bendecidos. ¿Has aceptado esta nueva realidad? ¿La estás viviendo?
¿Recuerdas a los espías enviados a reconocer la tierra prometida? Diez de ellos trajeron un reporte negativo: “¡No podemos atacar a esa gente!… Al lado de ellos nos sentíamos como langostas…”, Números 13:28 (NTV) y 31-33 (DHH). El informe era una declaración de incredulidad. Josué y Caleb, en cambio, dijeron: “El Señor nos… conducirá a esa tierra y nos la entregará… Nos los comeremos como si fueran pan…”, Números 14:8-9 (BLPH). ¿Te das cuenta? Todo depende de la perspectiva que tengas y de tu confianza en Dios. Aunque Josué y Caleb trajeron un reporte positivo toda la nación siguió el consejo de diez personas negativas y sin fe.
¿Y nosotros cómo procedemos? Tenemos cientos de promesas en la Biblia que nos aseguran que Dios estará con nosotros y que nunca nos abandonará. TENEMOS SU PALABRA Y TENEMOS SU PRESENCIA, y sin embargo nos rendimos ante las declaraciones de gente sin Dios, sin fe y sin esperanza. Ten cuidado con lo que escuchas y a quién escuchas.
¡No te rindas ante los desalentadores pronósticos! Los que conquistan desafíos, alcanzan nuevas metas y viven bajo cielos abiertos son aquellos que no se rinden ante la desesperanza de los incrédulos sino que perseveran confiando en Dios. ¡Basta ya de decir que no podrás porque sí que lo harás! Enfrenta tus gigantes. Supera tus limitaciones. ¡Libérate de la mentalidad de langosta! No existe nada demasiado difícil para el Señor. Lo único que tienes que hacer es orar, creer y confiar.

Extraído de: Un nuevo año, una nueva vida, una nueva oportunidad – Encuentros diarios con el Espíritu Santo / José Luis y Silvia Cinalli. Lo puedes adquirir en www.libreriadelaciudad.com