Creyentes bonsái II
El profeta Ezequiel ilustró el proceso de crecimiento espiritual en un creyente con el río de Dios, Ezequiel 47. Observemos el progreso en el río. “Y midió mil codos… el agua me llegaba a los tobillos”, Ezequiel 47:3 (RV60, NTV). ¿Qué significa tobillo? Niño espiritual. El creyente está en el río de Dios, pero solo en la orilla. ¿Y qué hay en la orilla? Un niño jugando con su pata de rana. Un infante que juega sin ninguna responsabilidad. “Midió otros mil, y… el agua me llegaba a las rodillas”, Ezequiel 47:4 (RV60, NTV). Esto significa que el creyente ya está aprendiendo a orar y a conocer a Dios. Hay algo más que un niño en la orilla del río. Ahora se ve un adolescente con una promesa. ¡No te quedes ahí! “Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos”, Ezequiel 47:4. Cuando un creyente llega a este punto en el río del Espíritu, Dios lo empieza a usar y pasan cosas: sanidad, salvación, frutos, liberación, respuestas de Dios y respaldo en el ministerio. Muchos creyentes se quedan en este punto. Existe una tentación muy grande a no seguir río adentro. ¿Por qué? Porque nos sentimos especiales e importantes, pero cuidado porque el puesto más alto al que podemos aspirar es al de ‘siervo inútil’.
¿Por qué es peligroso quedarse en esta etapa? Porque con el agua hasta el cuello todavía tenemos el control. Hacemos pie y con el ‘dedo gordo’ manejamos la situación. Tenemos que entrar en el nuevo y último nivel donde ya no hacemos pie, donde no podemos controlar lo que sucede, donde las obras de la carne dan lugar a las obras del Espíritu y donde nuestra voluntad da lugar a la voluntad de Dios. En este nivel dependemos enteramente de Dios. Nos convertimos verdaderamente en hombres o mujeres espirituales que viven bajo cielos abiertos, donde fluyen la revelación, la autoridad y el poder. Cuando un creyente entra en esta etapa ya nunca más vuelve a ser el mismo. Todo lo que conoció, logró e hizo en la vida no tiene comparación con estar en el río de Dios donde ya no hace pie.
¿En qué punto estás en tu vida espiritual? En la orilla. Sigue. ¿Estás con el agua a los lomos? Es espectacular ser respaldado y usado por Dios, pero ni se te ocurra detenerte. La única manera de entender que todo es de Él y por Él y para Él (Romanos 11:36) es metiéndote de lleno en el río del Espíritu; abandona toda posibilidad de ser un ‘cristiano bonsái’. ¡Y feliz viaje hacia el río del Espíritu!
Extraído de: Un nuevo año, una nueva vida, una nueva oportunidad – Encuentros diarios con el Espíritu Santo / José Luis y Silvia Cinalli. Lo puedes adquirir en www.libreriadelaciudad.com