Esto le pasó a Job. Job vivió un momento trágico en su vida y dice la Biblia que era un hombre bueno, un hombre recto, un hombre bueno delante de Dios, un hombre casi perfecto. Y de repente comienza a tener un ataque en su vida.
Se dice que por un par de meses, alrededor de nueve meses dicen los estudiosos, Job lo pierde todo. Pero después pasa todo un proceso de restauración, donde Dios le devuelve todas las cosas y en medio de todo ese proceso obtiene amistades que van con él y lo critican. Su propia esposa no entiende todo lo que está pasando y le dice a Job en un momento dado: “Si Dios te está haciendo esto, ¿para qué tú sirves a Dios? Mejor muérete, muchacho”. ¡Qué duro que tu esposa te diga eso!
Pero era por amor, sí, es verdad, no la veo tan mala porque ella no quería que el tipo sufriera tanto. Entonces ya lo veía sufrir tanto que decía: “Muchacho, mira, mejor que te mueras”. Por supuesto, no me ames tanto así. Y Job dijo cosas bien inteligentes y bien necias.
Pero al final dice la Biblia en el libro de Job capítulo 42 verso 1: “Respondió Job a Jehová y dijo: Yo conozco que todo lo puedes y que no hay pensamiento que se esconda de ti. ¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento? Por tanto yo hablaba lo que no entendía; cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía”.
Job, durante todo ese proceso, dijo: “Señor, tú tenías cosas maravillosas que yo no entendía. Yo estaba pasando por todo este proceso y no entendía lo que estaba pasando. Pero ahora veo todas las cosas maravillosas que mi mente no había comprendido”. Entonces dice: “Oye, te ruego y hablaré; te preguntaré y tú me enseñarás. De oídas te había oído; más ahora mis ojos te ven. Por tanto me aborrezco y me arrepiento en polvo y ceniza”.
Job dice: “Sabes qué, ahora te veo como tú eres. Ahora, después de haber pasado por todo este problema, por estas dificultades, me doy cuenta de que había cosas ocultas que yo no comprendía; cosas que no estaba listo para entender; pero que ahora que tú me has dado esta victoria puedo entender que todo tú lo puedes; puedo comprender las cosas grandes que tú tienes para mi vida; puedo comprender las maravillas de tu poder. Te pido perdón Señor por todas las tonterías que he dicho en mi vida porque las dije en ignorancia; simplemente porque no conocía; pero ahora te conozco”.
Ese es el punto al que todo cristiano debe llegar en su vida: lo que conozco me ayuda; lo que no conozco lo dejo a un lado y lo creo por fe. Pero va a depender del hambre que nosotros tengamos; no importa el grado y el nivel que hay en nuestra vida de relación con Dios; es necesario que todos tengamos hambre de Él.