Bajo el título “Desarrollo de un Sistema de Gestión Integral de Incendios en Córdoba”, se enmarca un esquema de trabajo articulado en el que los extensionistas del INTA son gestores principales. El organismo nacional dio a conocer un informe periodístico en el que brinda los detalles de este trabajo, y quien se encargó de explicar los lineamientos fue Nicolás Mari, de la Agencia de Cruz del Eje.
De acuerdo a lo informado por INTA, Marí es licenciado en Gestión Ambiental, pero además es auxiliar de Bombero con base en La Cumbre y tiene una Maestría en Aplicaciones Espaciales de Alerta y Respuesta Temprana de Emergencias. Su área de trabajo abarca el propio departamento Cruz del Eje, el departamento Minas y partes de Punilla e Ischilín. Es decir, las áreas en las que más fuerte golpearon los incendios hace un par de años.
“A través de un proyecto emergente que tiene INTA, llamado ‘Desarrollo de un Sistema de Gestión Integral de Incendios en Córdoba’, hemos encarado con tiempo distintas acciones. Hay 3 componentes: el primero es capacitar a los productores y habitantes; el segundo, relevar información a campo, obtener datos y elaborar un diagnóstico de las capacidades locales para hacer frente a los incendios; y el tercero, que es transversal, es el organizacional, que implica combinar esfuerzos entre las entidades, instituciones, bomberos y pobladores”, explica.
“Si se capacita a la gente para que sepa con qué cuenta y empieza a tomar conocimiento de las condiciones en que vive y los recursos que tiene a mano; y además se le enseña cuestiones básicas de seguridad personal, se puede prevenir mejor. Y llegado el momento no deseado, ese conocimiento facilita la tarea de las fuerzas”, graficó Mari.
Jornadas de información e intercambio
Desde Agroverdad se ha informado de manera permanente sobre las distintas reuniones que se llevan adelante en el norte cordobés, en las que se convoca a productores para coordinar con los estamentos de gobierno y las instituciones de la zona. A esos encuentros se refirió el extensionista: “Para eso se convoca a los cuerpos de bomberos a desarrollar jornadas informativas, a las brigadas forestales. El foco de INTA está puesto en eso, pero para hacerlo, se necesita contar con información a nivel predial y zonal, por eso la tarea de relevamiento: se analizan los accesos, la topografía, la vegetación, los cursos de agua, y en función de lo obtenido se le brinda al productor una visión de cuáles son las principales dificultades si llega a generarse un incendio”.
Y agregó: “Debemos fomentar la idea de los consorcios de prevención de incendios, que es un término que nosotros hemos acuñado, impulsar la organización de los vecinos rurales y de los productores, y en un estamento más estructural, tiene que aceitarse la articulación con las instituciones”.
Antes, durante y después
Para este trabajo se tomó un modelo temporal de tres etapas: lo previo, el durante y el post. El plan de INTA hace foco principalmente en lo previo y una parte de lo posterior a un incendio, porque la actuación mientras ocurre les corresponde a las fuerzas de seguridad, a los cuerpos de bomberos y grupos especializados como la ETAC. “Y una vez ocurrido y controlado el siniestro, colaboramos con los relevamientos de daños, hacemos una cuantificación, nos acercamos al productor”, aclaró Mari.
“Y en otro nivel, están las acciones concretas que tienen como autoridad de aplicación a los gobiernos: por ejemplo, la autorización de picadas perimetrales y de brechas corta-fuego. Este tema fue en su momento algo bastante controversial porque se podía interpretar una picada como el camino hacia el desmonte. Actualmente, la mirada está puesta desde una perspectiva más racional. Una intervención de estas características es necesaria para evitar mayores daños. Hoy se pueden realizar, automáticamente se genera el permiso ya que las normativas obligan al productor a tener los alambrados limpios. Es un trámite administrativo muy directo en el que no se solicita un permiso, sino que se avisa la realización del trabajo. Se establece un tope de 15 metros desde el alambrado, de manera que, si los vecinos se ponen de acuerdo, se genera una brecha de 30 metros para corte del fuego”, explicó el experto.
Trabajo conjunto
Según el informe de INTA, una de las cuestiones fundamentales para que este trabajo se lleve adelante con éxito es la articulación de los distintos estamentos gubernamentales, fuerzas vivas y organismos específicos. En ese sentido, existe una vinculación con el Ministerio de Agricultura y Ganadería de Córdoba, a través de su Dirección General de Agencias Zonales y Desarrollo Territorial, que coordina muchos de los encuentros y jornadas en el norte provincial, con la participación activa de INTA.
El informe difundido por el organismo nacional detalla que se suman a esta articulación la Secretaría de Gestión de Riesgo Climático y Catástrofes, Policía Ambiental, Vialidad, Consorcios Camineros, municipios y organizaciones locales que actúan como facilitadoras. En las reuniones que se convocan, además de capacitar a los asistentes, se disponen recursos para que los productores puedan realizar trámites, permisos para picadas y otras gestiones. Todo el equipo necesario viaja con personal técnico y administrativo para resolver lo pendiente en el mismo lugar de los encuentros.
Anticiparse, la clave
“Lo bueno que tiene este trabajo, es llegar de forma anticipada al productor porque permite planificar. Hay que dejar atrás ciertas condiciones de precariedad en la comunicación, y no hablo de recursos, sino de ese desconocimiento entre el productor, bomberos, autoridades y técnicos. Se debe revertir la desconfianza”, resaltó Marí.
Desde la dirección de INTA Córdoba se dejó en claro que es un tema de relevancia. A tal punto que está previsto la firma de un convenio con la Secretaría de Gestión de Riesgo Climático y Catástrofes de la Provincia para potenciar el trabajo conjunto. “El ingeniero Juan Cruz Molina y el titular de la secretaría, Claudio Vignetta, están trabajando en articulación con ese objetivo. Esto implicará un cruzamiento de datos que redundará en grandes beneficios. Si desde INTA y el Ministerio de Agricultura se interviene en la gestión de los datos, se podrá dar un manejo más agronómico de la problemática y una dimensión más ambiental”, finalizó Mari.